La vida no es mas que una busqueda continua de algo a que aferrarse. Uno se levanta a la mañana para reencontrarse, un par de horas mas tarde, de nuevo en la cama, tristes pendulos oscilando entre el vacio de deseos y el cansancio. El tiempo pasa, y nos gobierna con un aguijon que se va haciendo cada vez menos fastidioso. Las obligaciones sociales son un fardo que no parece doblegar nuestras espaldas porque lo llevamos con nosotrxs a donde sea. Obedecemos sin siquiera hacer el esfuerzo de decir que si. La muerte se descuenta viviendo, escribia el poeta desde otra trinchera.
Podemos vivir sin pasion y sin sueños, he aqui la gran libertad que esta sociedad nos ofrece. Podemos hablar sin freneos, en particular de aquello que no conocemos. Podemos expresar todas las opiniones del mundo, aun las mas arriesgadas, y desaparecer detras de sus sonidos. Podemos votar al candidato que preferimos, reclamando a cambio el derecho de lamentarnos. Podemos cambiar de canal en cualquier instante, toda vez que nos parezca que nos estamos volviendo dogmaticos. Podemos divertirnos en hioras fijas y atravesar a velocidades siempre mayores ambientes tristemente identicos. Podemos aparecer como jovenes testarudxs, antes de recibir helados golpes de sentido comun. Podemos casarnos todas las veces que queramos, asi de sagrado es el matrimonio. Podemos ocuparnos en infinidad de cosas utiles y, si no sabemos escribir, podemos convertirnos en periodistas. Podemos hacer politica de mil modos, aun hablando de guerrillas exoticas. Tnto en la carrera como en los afectos, podemos ser excelsos en la obediencia, si es que no llegamos a mandar. Tambien a fuerza de obediencia nos podemos convertir en martires, y esta sociedad, en desmedro de las apariencias, todavia tiene tanta necesidad de heroes.
Nuestra estupidez no parecera por cierto mas grande que la de lxs demas. Si no sabemos decidirnos, no importa, dejamos que elijan lxs otrxs. Luego tomaremos posicion, como se dice en la jerga de la politica y del espectaculo. Las justificaciones nuna faltan, sobre todo en un mundo de tan buena boca.
En esta gran fiesta de roles cada unx de nosotrxs tiene un aliado fiel: el dinero. Democratico por excelencia, este no mira a nadie a la cara. Gozando de su compañia no existe mercancia ni servicio algunos que no nos sean debidos. Quienquiera que sea su portador, ambiciona con la fuerza de una sociedad entera. Es cierto, este aliado nunca es suficiente y sobretodo nunca se da a todas las personas. Pero la suya es una jerarquia especial, que unifica en los valores aquello que es opuesto en las condiciones de vida. Cuando se lo posee, se tienen todas las razones. Cuando falta, se tienen no pocos atenuantes.
Con un poco de ejercicio, podremos transcurrir dias enteros sin una sola idea. Los ritmos cotidianos piensan en nuestrx lugar. Del trabajo al "tiempo libre", todo se desarrolla en la continuidad de la superviviencia. Tenemos siempre algo de que agarrarnos. En el fondo, la mas estupefaciente caracteristica de la sociedad actual es la de hacer convivir las "comodidades citididanas" con una catastrofe al alcance de la mano. Junto a la administracion tecnologica de lo existente, la economia progresa en la incontrolabilidad mas irresponsable. Se pasa de las diversiones a las masacres de masa con la disciplinada inconciencia de gestos calculados. La compra-venta de muerte se extiende a todo el tiempo y a todo el espacio. El riesgo y el esfuerzo audaz no existen mas; solo existen la seguridad o el desastre, la rutina o la ruina. Salvadxs o hundidxs. Vivxs, jamas.
Con un poco de practica, podremos recorrer la calle de casa a la escuela, de la oficina al supermercado, del banco a la discoteca, con los ojos cerrados. Estamos realizando debidamente el proverbio de aquel viejo sabio griego: "tambien lxs que duermen rigen el orden del mundo". Ha llegado la hora de romper con este nosotrxs, reflejo de la unica comunidad actual, la de la autoridad y la mercancia.
Una parte de esta sociedad tiene absoluto interes en que el orden siga reinando; la otra, en que todo se derrumbe lo mas rapido posible. Decidir de que parte estar es el primer paso. Peroi por todos lados estan lxs resignadxs, verdadera base del acuerdo entre las partes, lxs mejoradores de lo existente y sus falsos criticxs. En todos lados, tambien en nuestra vida, que es el autentico lugar de la guerra social, en nuestrxs deseos, en nuestra determinacion asi como en nuestras pequeñas cotidianas sumisiones.
Contra todo esto hay que acudir a las armas cortas (ai ferri corti), para sostener finalmente un duelo a muerte con la vida, (venire ai ferri corti con la vita).
1 comentario:
buen texto, saludos cabros.
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