Desde que a alguien se le ocurrió producir cualquier cosa, se debe haber dado cuenta que para que eso no se quede juntando polvo en algún rincón, se debe tener un modo de moverlo. Lo mismo ocurrió con los fanzines que, difíciles de mover por los medios convencionales comerciales (imposible, mejor dicho, porque se basan en valores opuestos como la socialización frente al lucro individual del capitalismo), buscaron la antigua costumbre del “de mano en mano” para esto.
Pero claro, eso es bastante limitado y el fanzinero, aparte de redactar, buscar imágenes, diagramar, fotocopiar, imprimir y demases, debia entregarse a la también ardua tarea de distribuir. Por eso fue interesante cuando, acá en $hile, en el momento en que los fanzines se pusieron de “moda” (es triste admitirlo, pero fue una moda), de la nada y relevando a los fanzineros agotados, aparecieron anónimos personajes que, sin que nadie se los pidiera, armados de un pañito que se va al suelo y tarritos para el dinero, se daban el trabajo de estar en todos lados, con una paciencia envidiable, transformándose en kioskos andantes de publicaciones, cassettes, y propaganda para el resto de la gente.
¿Quién diablos eran? Los “distribuidores”. ¿Qué los movía? El sueño del mundo nuevo, el cansancio de ver y oír las mentiras de los medios oficiales de (des)información, el grito ahogado en la garganta de conocer otras versiones y sub-versiones que fluían desde parches, cassettes, libros, pasquines y, como Prometeo, deseaban compartir, socializar este “secreto” de la rebeldía que estos medios alternativos contenían para con el resto de los hombres.
Pero claro, los fanzines y el resto de trabajos distribuidos de los que hablamos eran hechos por gente joven, y punk, por lo que, si es que de verdad nuestro discurso como punks tenía sentido, las distribuidoras debían encontrar inmediata cabida en cada actividad punk que se hacía. Y así fue, por lo menos durante un buen tiempo. De esa forma, se fue haciendo natural que al llegar a ciertas tocatas, una Feria improvisada de gritos y rabia libertaria te esperara tras la puerta. Incluso, ya desde los afiches de ciertas tocatas se comenzó a anunciar esta nueva relación Música – Contenido, que aportaban las distris. La creación de una identidad colectiva (como punks, rebeldes, libertari@s), paso previo a todo movimiento revolucionario, se estaba logrando. Ahora, tampoco nos engañemos.
1 comentario:
felicitaciones sigan asi. y aguanten que esta no es la ultima cabalgada
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